jueves, 11 de diciembre de 2014

De dónde vienen los niños

(...los niños, los abuelos, los visitantes de internet en general)

Llevo unos quince años aportando contenidos a internet. Aunque nunca he cobrado por ello y solo me lean unos pocos miles de personas creo que sé un par de cosas del medio en que me muevo

La tendencia que he visto estos últimos cinco años es que la fidelización va camino de extinguirse. A principios de siglo el internauta tenía su listado de webs habituales (o incluso su página de inicio personalizada, para pinchar en los enlaces que él mismo había creado para no perder tiempo en teclear) e iba entrando en ellas una por una a ver si había algo nuevo. Ahora no. Ahora la "página de inicio" del internauta medio es su red social favorita (y aquí incluyo no solo a Facebook o Twitter, sino a Menéame o Forocoches), y los enlaces son los que le sugieren sus amistades/contactos. Cada noticia/post/texto nuevo tiene que luchar por la atención del público por sí mismo, independientemente de lo que se publicó inmediatamente antes o después... o casi

El "casi" anterior viene marcado por el monstruo Google, que analiza y cataloga el valor que puede tener para el público un contenido teniendo en cuenta (entre otras cosas) la página web en que se aloja, y el interés que ha suscitado anteriormente. Las empresas invierten auténticas burradas de dinero en asesoría SEO para que Google te muestre entre las primeras posiciones del buscador

Resumiendo: las tres fuentes de tráfico web ahora mismo son:

  • Enlaces externos para visitas ocasionales (principalmente redes sociales)
  • Google para contenidos concretos (buscadores en general, pero Google el 95% de las veces)
  • Visitantes directos fieles (en caída libre)

Así que si torpedeas a los que te enlazan y cabreas a Google solo te quedan los visitantes directos que tengan tu web en favoritos, que cada vez son menos. Para más inri, cuando el gran público quiere visitar una web concreta no teclea el dominio completo casi nunca: lo que hace es abrir Google e introducir el nombre de la web

La apuesta de AEDE parece ser confiar en la fama y reputación de sus cabeceras y prescindir de los enlaces externos. Veremos qué tal les sale

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