martes, 7 de febrero de 2012

El otro señor T


Alan Turing fue un científico británico conocido principalmente por dos cosas: ayudar a ganar la II Guerra Mundial descifrando los códigos enemigos y contribuir al desarrollo de la inteligencia artificial. El final de este hombre, un gran benefactor para su país y para la humanidad en general, fue bastante triste: se suicidó poco después de ser juzgado y duramente condenado por ser homosexual

Ahora leo que el Reino Unido le niega el indulto póstumo, a pesar del mogollón de honores y reconocimientos otorgados por sus servicios. Y uno comprende que Turing se volcara en la inteligencia artificial al final de su carrera: ya debía tener claro que la inteligencia natural escasea y había que compensar ese déficit de alguna manera

2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Pues que con su (retrógrado) pan se lo coman.

Un saludo

(Finalmente llegué hasta el final, Mr EmeA :)

Crystal dijo...

A las autoridades les cuesta cientos de años pedir perdón por sus errores... ¡¡Que les den a todos!! ¿Alguien dijo Anarquía?