Dada la proporción entre simulacros de incendio e incendios que se producen en la oficina media (estimamos que ganan los simulacros en proporción superior a cincuenta a uno... en muchas oficinas hay simulacros cada pocos meses, pero generalmente no hay incendio), podríamos decir que si la alarma de incendios suena se deberá a un simulacro más del 98% de las veces, y a un incendio en menos del 2% de las ocasiones
Como un 2% es tan bajo que es practicamente despreciable estadísticamente hablando, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que las alarmas de incendios son unos aparatos que solo sirven para avisar de cuándo hay un simulacro de incendio
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